Crítica de la película ‘Un reino unido’: romanticismo de sobremesa

Película británica que cuenta la historia real de Seretse Khama, rey de Botswana, el cual se enamora de una británica blanca, provocando un escándalo en ambos países. Romanticismo y crítica social se mezclan en un relato que no llega a convencer.

Crítica de la película ‘Un reino unido’

“Un reino unido” es esa clase de película que con el consabido intertítulo “Basado en una historia real” toma como base un acontecimiento interesante que en la mente del productor se materializa en dinero y prestigio crítico. En este caso, si bien la historia sí que parecía prometer algo medianamente interesante como vehículo para hablar de los conflictos entre Europa y África durante el siglo pasado, tristemente se queda en una cinta romántica más genérica que reivindicativa, que no resalta más allá de sus valores de producción.

El guion de Guy Hibbert (Espías desde el cielo, 2015) quiere contar demasiadas cosas en un metraje que se torna escaso. De esta manera, el primer acto expone la situación y presenta a los personajes de una manera tan apresurada que el enamoramiento de la pareja resulta inverosímil y sonrojante en según qué situaciones. En pocos minutos Seretse (David Oyelowo) y Ruth (Rosamund Pike) se encuentran en África, intentando cambiar las cosas. Sin embargo, tras la apresurada introducción, el film sufre una ralentización entre ligeras disputas políticas y el desarrollo de la relación entre los dos protagonistas, sin que ambas tramas resulten interesantes; llegando incluso a evidenciar un tercer acto escaso que no tiene mayor interés, porque el desenlace es más que conocido.

La directora británica Amma Asante (Belle, 2013), opta por una dirección clásica para ambientar los años cuarenta. Su trabajo es correcto con los intérpretes, al igual que moviendo la cámara, alejándose del aspecto de telefilm que el guion sugiere. A pesar de la relación de los protagonistas, Asante opta por dotar a la película de un carácter divulgativo, que presenta los hechos, sin posicionarse, tan solo para dar voz a una historia que aún no había sido explotada.

El trabajo artístico es correcto, dado el reparto que posee el proyecto, pero tampoco se llega a explotar el buen hacer de David Oyelowo (Interestellar, 2014), que ha encadenado varias cintas interesantes en los últimos años, y su compañera Rosemund Pike (Perdida, 2014), que es una garantía segura para cualquier producción.

Lo más interesante del conjunto es su diseño de producción y sus valores técnicos, algo que el cine británico siempre afronta con precisión. La ambientación de decorados y vestuario es magnífica, al igual que la fotografía de Sam McCurdy, que sabe sacar partido a los paisajes africanos y los decorados europeos, donde crea atmósferas a través del humo, con un tratamiento más preciosista que naturalista, que acompaña e ilustra perfectamente el relato. Sin duda, el mejor trabajo del operador británico, y lo más interesante de la película.

Un reino unido es un film correcto que sustenta un guion desequilibrado que lastra el conjunto. Una oportunidad perdida para ilustrar la realidad africana durante la mitad del siglo XX, y que solo puede ser admirada por sus aciertos técnicos y un sector del público adicto a las historias amorosas sin profundidad.