El 25 de Septiembre Black Beach estará en nuestras pantallas. Un thriller de secuestros que se adentra de lleno en la África profunda para poner en evidencia las diferencias de poder y la influencia de occidente sobre los países en vías de desarrollo. Desde Los Interrogantes os traemos la crítica de la película Black Beach.
Para llevar a cabo una transacción económica de millones de dólares, la compañía petrolífera en la que trabaja Carlos (Raúl Arévalo) debe sanear su imagen y mostrar a la ONU que el país con el que va a negociar camina hacia una democracia limpia. Sin embargo, el secuestro de un ingeniero de otra petrolera americana dificulta el trueque, y Carlos deberá emprender un viaje como mediador y averiguar que está sucediendo.
Black Beach, Malabo, Guinea Ecuatorial. Uno de los centros penitenciarios más importantes de África, caracterizada por su desprestigio: torturas a los presos, violaciones, negación de la asistencia médica, trabajos forzosos… y cuyo exdirector es actualmente presidente del país.
Dicha cárcel da nombre a la película Black Beach, por lo que debemos intuir donde nos encontramos, ya que en ningún momento se nos menciona Guinea Ecuatorial. La prisión, escenario de algunas escenas, tampoco cobra especial relevancia en la película. Es más, la parte africana de la película fue rodada en Ghana y se escapan algunas banderas.
Donde quiera que nos encontremos, estamos en un país golpeado por el domino colonial del pasado y el económico del presente. Cuando Carlos (Raúl Arévalo) deja su cómoda vida en pareja con Susan (Melina Matthews) para averiguar lo allí sucedido, enseguida se nos muestran las evidentes diferencias de clase del país africano. Carlos es recibido por el hijo del presidente (Emilio Buale, nominado a mejor actor revelación 2019 por El hoyo) en una mansión, y con un coche deportivo a su disposición. Su investigación le lleva a reencontrarse con su amiga Ale (Candela Peña), miembro de una ONG y compañera de Carlos en el pasado, que le ayudará en la búsqueda de respuestas y en su inmersión en la etnia Sandé; que habita al otro lado de una valla en chabolas y cabañas destartaladas, y a la que pertenece el secuestrador, Calixto (Jimmy Castro), también antiguo amigo de Carlos.
Esteban Crespo, director de la película, escribe a cuatro manos con David Moreno. Documentalista en el pasado, se pasó a la ficción, donde ganó el Goya con su corto Aquel no era yo en 2013. En 2017 debutó con su primer largo, Amar, y ahora repite con la película Black Beach.
El director se pasa del drama romántico al thriller y se desenvuelve con soltura. La película sigue los pasos de la investigación de Carlos y nos lleva de Bruselas a África. En su epopeya personal, Carlos conoce a diferentes personajes que le van modulando el punto de vista mientras el conflicto va avivándose. Cada paso es un descenso a los infiernos de la corrupción; un paso que Carlos se atreve a dar por la vinculación con su pasado.
Su pasaje es acompañado por una cámara que filma el gran trabajo de producción de la cinta. El nivel de inmersión es desbordante, haciendo que nos sintamos en la misma África, gracias también a la impecable dirección de fotografía de Ángel Amorós, que ya le acompañó en Amar.
En su encargo corporativo, (que va trascendiendo a lo personal) Carlos irá sacando a la luz las miserias ocultas por los intereses y los billetes. Un maletín perdido con unos papeles que podrían implicar a la corporación y al gobierno acaba ejerciendo de mcguffin, y su búsqueda le servirá a Carlos para atar los cabos sueltos (aunque algunos no se acaben de atar del todo).
El mensaje de la película Black Beach queda claro: no importa si las intenciones son mejores o peores. Los conflictos de occidente solo generan ruina y muerte en los países ajenos. Las empresas, los gobiernos locales corruptos y la ONU (en la que trabaja la madre de Carlos –Paulina García-) son los señalados, y las etnias locales, las perjudicadas. Aunque el ritmo sea pausado, los resultados son atroces en los momentos de clímax, consiguiendo despertar sentimientos de compasión y rabia.
Con la película Black Beach nos encontramos con un thriller contenido que desvela sus secretos poco a poco mientras desarrolla a los personajes. Destaca por su calidad estética, consiguiendo que una inmersión absoluta en el continente africano. Una película estupenda para disfrutar en la gran pantalla, protagonizada por rostros conocidos de nuestro cine como Raúl Arévalo y Candela Peña.
Título original: Black Beach
Género: Thriller, Secuestros
Sitio Oficial: Black Beach
País: España
Idioma: Español
Fecha de estreno en España: 25 de septiembre de 2020
Productora: David Naranjo Villalonga, Lazonafilms, Macaronesia Films, Scope Pictures
Distribuidora: Entertainment One Films Spain
Duración: 110 min
Año: 2020
Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años
Dirección: Esteban Crespo
Guión: Esteban Crespo, David Moreno
Música: Arturo Cardelús
Fotografía: Ángel Amorós
Reparto: Raúl Arévalo, Candela Peña, Paulina García, Melina Matthews, Luka Peros, Amber Williams, Emilio Buale, John Flanders, Kristof Coenen, Jimmy Castro, Bella Agossou, Julius Cotter, Fred Adenis, Olivier Bony, Babou Cham, Fenda Drame, Jose María Chumo, Claude Musungayi, Dairon Tallon, Teresita Evuy, Lidia Nene, Mulle Jarju Salvador, Aída Wellgaye, Sabrina Lopez Leonard
Esta entrada fue modificada por última vez en 23 septiembre, 2020 17:32
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Exelente pelicula, muy buen guion puesta en escena, trama, etc.
Me encanto
Despues de mucho tiempo vi algo que valio la pena
Me da pena que esperaba más de esta película. Cláramente hace una alusión de la verdadera black beach que existe en Guinea ecuatorial. Y aunque hace varios guiños a ello, no habla diréctamente de ello, que es lo que me huviese gustado. Una historia, mezclada dentro de una historia real.