Como avanzadilla del goteo de estrenos destinados a revitalizar la cartelera post pandemia, se estrena la película de animación Zapatos Rojos y los Siete Troll. Una cinta de animación con la que toda la familia podrá disfrutar del reencuentro con las salas de cine. Aquí nuestra crítica de la película Zapatos Rojos y los Siete Trolls, una buena forma de comenzar a disfrutar de la “nueva normalidad”.
Los príncipes de los reinos se han convertido en enanos debido a un hechizo. Para romperlo, buscan los zapatos rojos de una dama. Sin embargo, pronto descubrirán que la portadora de los zapatos no es quien parece, y lo que parecía una misión sencilla pronto se convertirá en una aventura inolvidable.
Vaya por delante que el espectador objetivo al que esta película se dirige es el público más infantil. En consecuencia, todo aquél que disponga de un mínimo bagaje fílmico y/o cuente más de doce primaveras, asistirá a una propuesta que rezuma falta de originalidad por los cuatro costados, además de giros de guion que se ven venir desde los primeros minutos. Si a esto le sumamos que en nuestro país este film se ha publicitado bajo el reclamo “de los creadores de Frozen y Big Hero” (recortando en este último ejemplo el 6 del título original), este que escribe vaticina, como poco, decaimiento en todos aquellos espectadores que acudan a las salas en busca del empaque y la excelencia visual que componen las producciones de la todopoderosa Disney.
El argumento de Zapatos Rojos y los siete trolls se nutre de un compendio inabarcable de referencias: desde la obra primigenia de Hans Christian Andersen de la que el film tan sólo coge su título, pasando por el subgénero en versión aventurera de “peli de princesas”, así como el cine de superhéroes. Con todos estos elementos, el hilo argumental de la película se estructura en base a las confusiones derivadas de los cambios de aspecto a los que los protagonistas se ven abocados, presentándose ante los demás con una apariencia física muy diferente de la que en realidad tienen.
No es difícil apreciar, por tanto, la analogía con la absoluta relevancia del físico que hoy día impera en nuestra sociedad. Una tendencia orientada en mayor medida a construir una especie de álter ego con el que presentarnos ante los demás, más prístino y carente de máculas cuanto más notoriedad y éxito se aspira a alcanzar. Una reflexión que cobra vida en el personaje del príncipe Media (Average en su versión original), representante de la indolente vacuidad de esos denominados influencer y cuya vida está destinada exclusivamente a acumular likes.
Dicho esto, los mejores momentos de Zapatos Rojos y los Siete Trolls son aquellos en los que la película juega a la comedia de enredo, con unos personajes esforzándose por ocultar su verdadero yo, mientras que otros pugnan por mostrarse ante los demás como en realidad son. Además, cabe destacar también el buen acabado de las secuencias de acción, donde se nota que ha habido mucho esfuerzo técnico.
En resumen en esta crítica de la película Zapatos Rojos y los Siete Trolls: cine de aventuras sin ambición de calar en una audiencia masiva y madura, con una animación eficaz y una banda sonora firmada por Geoff Zanelli que subraya adecuadamente lo que acontece en pantalla.
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La película es la mejor que e visto , ya deseo que salga a la dos .????