Quién diría que en estos días de consumo rápido podríamos dar con una maravilla como Yuli, de la directora Iciar Bollaín . Una película con mayúsculas que a pesar de tener una historia sencilla, consigue meternos de lleno en la trama y nos remueve por dentro. Una auténtica oda a la emoción y la superación. Aquí os dejamos nuestra crítica de la película Yuli (2018), ya disponible en plataformas como Amazon Prime Video.
Una película sobre el bailarín cubano Carlos Acosta que nos permite adentrarnos en su vida, haciéndonos partícipes de la historia del primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet. Se nos muestra desde la que fue su dura infancia hasta la madurez, pasando por multitud de momentos complejos de su vida que harán de él la persona que siempre soñó con ser o, por lo menos, la persona que siempre quiso su padre que fuese.
La directora Iciar Bollaín nos presenta una película que escapa de la espectacularidad de estos tiempos, con una trama sólida y meditada, que nos cuenta la vida de la leyenda del ballet Carlos Acosta. Su capacidad técnica para adentrarnos en la historia es maravillosa, además de su enorme capacidad para hacernos vibrar usando las imágenes, utilizando el diálogo solo cuando es necesario y sin recrearse en los aspectos dramáticos. Dejando entre ver el sufrimiento a través de sus actos y su situación familiar, sin necesidad de sobreexponerlo, lo que hace que conectes más y se vea más creíble.
Realmente el trabajo que consigue la cineasta en la película Yuli (2018) es maravilloso, pues no necesitamos saber de baile para conectar desde el primer momento con el protagonista, incluso, consigue que entendamos sus enormes contradicciones.
El reparto quizá sea la parte más importante de la película Yuli (2018); hay varias interpretaciones admirables, con especial mención a la que hace el propio Carlos Acosta, aunque residual, la cual consigue darle un toque más de credibilidad.
Keyven Martinez, como un joven Carlos, nos logra conquistar con su ambivalencia, con sus dudas, y su enorme tortura interior, que a pesar de querer agradar a su padre y convertirse en un gran bailarín, necesita volver con su familia y recuperar su vida.
Por otro lado, Santiago Alfonso interpreta a su padre Pedro Acosta, y consigue conmovernos con ternura pese a ser un padre bastante disciplinado y a veces agresivo.
Sin embargo, el mejor papel de toda la película y el que me hizo quedarme pegado a la pantalla desde el primer momento es el papel del pequeño Acosta, interpretado por Edison Manuel Olvera. Este pequeño hace que nos riamos, lloremos y seamos parte de Cuba. Es gracioso, tierno e inteligente. Un niño rebelde que ama a su familia y que, con un poco de cariño y, a veces, mano dura, es capaz de todo.
La banda sonora de la película Yuli (2018) también es magistral, Alberto Iglesias nos trae una obra que se fusiona a la perfección con la obra, pareciendo parte del propio escenario que plantea la película. Inmersiva, emocional y repleta de sustancia.
En definitiva, la película Yuli (2018) es una propuesta maravillosa que todos deberían ver y que dudo que sea capaz de dejar indiferente a nadie. Está cargada de emoción y sensibilidad que nos conmueve, mostrando una realidad cubana y social de la época que nos hará erizar nuestra piel sin que llegue a sentirse forzado.
Yuli nos cuenta la historia de una persona, de un bailarín, con sus virtudes y sus defectos, con sus dudas y ambiciones. Una persona que tiene que luchar muy duro por llegar a salir de un país que no ofrece muchas más posibilidades. Debatiéndose en infinidad de ocasiones entre lo correcto y lo deseable.
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