Ambientada en 1983, unos lunáticos de una secta raptan a Mandy, la mujer de Red Miller (Nicolas Cage). Miller se cargará de armas y furia para acabar con cada uno de los miembros de dicha secta y les hará pagar por el daño causado a su mujer.
“Mandy“, con una historia simple pero eficaz -una venganza llena de sangre en manos de Nicolas Cage- está llevada de forma impactante hacia la auténtica bestialidad. Una locura estética próxima a Mad Max: Fury Road (2015).
El ambiente de “Mandy” es psicodélico a la vez que perturbador. Vemos constantemente paisajes y escenarios con una iluminación y colorimetría extravagantes que nos hipnotizan. Cada secuencia tiene un color que prevalece por encima del resto, lo cual en ocasiones nos conmociona. El director Panos Cosmatos pinta cada escena como si fuese un cuadro: el rojo para la ira y la sangre, el morado para las alucinaciones… Experimentamos todo tipo de sensaciones en la película gracias a esto.
Los personajes son macabros desde el primero hasta el último. Los sectarios, liderados por Jeremiah son a cada cual más lunáticos. Cada uno de ellos tiene una mirada satánica y unos pensamientos inquietantes que transmiten principalmente con la mirada y sus posturas. Jeremiah es uno de los personajes más extravagantes de la película. Es una mezcla entre las drogas consumidas y la religión que hace de él su propio Dios y profeta.
Junto a la secta tenemos a unos moteros satánicos que simplemente buscan sangre y realizar auténticas atrocidades. A pesar de no tener gran importancia argumental en la película, su diseño es caótico y se interpondrán en el camino de venganza de Nicolas Cage.
Y, hay que hablar ya de posiblemente una de las mejores actuaciones de Nicolas Cage. Le arrebatan a la única persona que ama en el mundo y pasa lo que pasa. Se arma con una ballesta y un hacha forjada por sí mismo e intentara acabar uno a uno derramando la mayor sangre posible y sin miedo a morir en el intento. Cage tiene varias escenas donde le vemos completamente desatado, bañado en sangre y con una sonrisa de oreja a oreja. Es francamente sublime lo que transmite en su modo más pirado, espeluznante de principio a fin.
Las escenas de acción son fantásticas durante toda la película. Vemos a Nicolas Cage luchando con su hacha, su ballesta, una motosierra…Hasta con sus propias manos. Y todas estas batallas están claramente bañadas en sangre y aferradas al género Gore sin lugar a dudas.
La música y el montaje nos acompañan en esta desenfrenada aventura aportando aún más caos y confusión. Hay una escena en la película donde la droga es la protagonista en la cual el montaje es una auténtica maravilla. Nos recrea perfectamente la sensación de las alucinaciones de las drogas y nos asombra a la vez que nos abre la cabeza.
Por otro lado, la música es extraña y experimental donde las haya. Sonidos satánicos, cánticos corales y cualquier tipo de ruido hacen presencia en la película y remarcan la atmósfera antinatural en la que nos hayamos.
Mandy es sin duda una de las mejores películas de este 2018. Los amantes del cine de autor fantástico y terror quedaran gratamente sorprendidos con esta espectacular propuesta psicodélica. Y por supuesto los fans de Nicolas Cage podrán disfrutar de una de sus versiones más dementes de su filmografía. Un thriller plagado de sangre y aberraciones que parece llegado de otro planeta.
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