La crítica de Los extraños: cacería nocturna: Secuela innecesaria de un slasher estrenado hace una década con tres misteriosos asesinos que matan sin razón aparente. Una muestra menor del género, pensada para que los adolescentes pasen por caja.
Los extraños: cacería nocturna continúa la tradición de poblar de secuelas innecesarias el subgénero slasher, aquel en el que un asesino va matando a un grupo de desgraciados para divertimento de una audiencia, joven en su mayoría, con ganas de emociones fuertes. En el caso que nos ocupa el título no puede ser más clarificador. Los extraños son tres asesinos con caretas compradas en la Plaza Mayor de los que no se sabe nada, ni en esta entrega ni en la anterior. Sus motivaciones no existen con el objetivo de crear un aura de misterio sobre los antagonistas, provocando, en cambio, la más absoluta indiferencia hacia ellos y, de paso, hacia la familia protagonista de esta entrega; que muestras unos personajes tan poco dibujados y estereotipados -algo recurrente en el género- que no termina de generar ningún tipo de empatía hacia ellos.
El guion, escrito sorprendentemente a cuatro manos, cabe en una servilleta de papel por una sola cara. A lo previsible de la propuesta hay que añadir una desidia y falta de originalidad en las muertes de los personajes que la convierten en un producto menor; ya que las ejecuciones en este tipo de género suelen ser lo más destacado de la función y aquí se encuentran al mismo nivel que el resto de características del film. Además de poseer una trama que no sorprende en absoluto, ya que el primer acto se alarga en demasía y las muertes tardan en hacer acto de presencia.
La dirección sigue alimentando los mismos vicios del terror contemporáneo: sustos telegrafiados al espectador con sonidos estridentes al servicio del sobresalto. Resulta interesante ver una de estas películas sin sonido y comprobar como la experiencia se resiente en un alto porcentaje. Johannes Roberts, con experiencia de sobra en el género y resultados muy pobres, parece relegar sus funciones a la fotografía, que propone algún que otro plano resultón y genera una atmósfera acorde a lo esperado, aunque el uso del zoom y el molesto grano -parece ser intencionado- hacen que el trabajo de Ryan Samul sea muy irregular y a ratos ahonde en la percepción de que esta película ni siquiera debería haber pasado por las salas.
El reparto cumple su función, la de servir de carnaza para unos asesinos que poco tienen que hacer en materia interpretativa detrás de sus máscaras. Las más conocida es Christina Hendricks que no acaba de hacer despegar su carrera en el cine y con productos como este el pronóstico no mejora.
“Los extraños: caceria nocturna” solo puede ser disfrutada por un público muy poco exigente y con poco bagaje dentro del género, porque, de no ser así, el espectador encontrará las numerosas carencias que hacen palidecer al film en comparación con muchas otras obras del slasher, un subgénero gamberro, siempre entretenido, y del que se espera un nuevo personaje mítico que recuerde a tiempos pasados mejores.
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Muy mala. De hecho los protagonistas son subnormales, pero de estos subnormales de verdad, de los que te apetece que les pase algo muy muy malo porque solo de pensar que siguen vivos te entra agonía. Para ser una película de hollywood apaga y vamonos... Pero ya no solo eso, es que han tenido la oportunidad de matar a los asesinos como en 80 ocasiones a lo largo de la película pero, claro, como son personajes tan subnormales son incapaces de apretar un gatillo. Vamos, que ni las tetas de Hendricks. Ale