Lady Bird parte con un gran reclamo publicitario como aliado para conquistar al público más indie: contar con Greta Gerwing como directora del metraje. Un auténtico icono de los amantes de festivales tipo Sundance que no dudarán en acudir a la cine para comprobar en primera persona las virtudes, que son muchas, de la nueva propuesta cinematográfica de su actriz fetiche tras las cámaras.
Tras estrenarse como directora de largometrajes con Nights and Weekends (2008), la actriz decide apostar sólo por dirigir y ceder todo el protagonismo a una fantástica Saoirse Ronan. Con Lady Bird la actriz y directora se aleja de las historias sobre mujeres neoyorquinas de treinta y tantos, al más puro estilo del cine de Woody Allen en sus comienzos, para dar paso a los anhelos, rebeldías e incertidumbres propios de la adolescencia.
Así Gerwing, convertida en guionista y directora de la cinta, acierta completamente al apostar por llevar a la gran pantalla lo que es su proyecto más personal hasta el momento. Una historia de juventud inspirada en las vivencias de su propia adolescencia en Sacramento (California) y sus ganas de escapar de un lugar repleto de paletos para instalarse en la metropolitana y cosmopolita ciudad de NuevaYork, el que parecía estar destinado a ser su hábitat natural.
La película hace un recorrido por el último año de instituto del que sería su álter ego Christine McPherson, más conocida por su mote Lady Bird: primeros amores y relaciones sexuales, la rebeldía frente a los patrones que dicta la sociedad, miedos e ilusiones frente al nuevo futuro que se abre paso con la llegada de la universidad… De este modo la película logrará retratar de manera universal esa etapa llena de sabores y sinsabores llamada adolescencia, por lo que en uno u otro momento todos nos podremos ver reflejados en Lady Bird.
Pero si hay algo que Lady Bird logra de manera extraordinaria es reflejar las ganas que tenemos de encajar, de sentirnos parte del grupo y de ser aceptados, y sobre todo de querer parecer y ser más mayores de lo que somos. Y ese es el secreto de una película capaz de relatar desde la distancia, pero con la fidelidad de quién ha pasado por ello, la juventud con todas sus aristas. Esta no es una de esas películas marcadas por un gran hecho o acontecimiento, o por una gran desgracia, es una película de lo cotidiano, mágico o angustioso que hay en ese primer beso, en la bronca con tu mejor amiga o en el castigo que te ha puesto tu madre por llegar tarde a casa.
Destacar una vez más el trabajazo que se marca la actriz Saoirse Ronan como Lady Bird. Sin duda es capaz de llevar todo el peso de la película con una naturalidad que genera una empatía casi inmediata con el espectador. Ella es el motor de esta historia que, centrada en lo cotidiano, es capaz de revelarse como una de las grandes sorpresas de 2018 con cinco nominaciones a los premios Oscar.
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Mala no, pésima. Donde está la comedia?? Lo único q hay para aburrir es una adolescente idiota, mal educada, manipuladora ( si todos hubiéramos sido asi ese mundo estaría mil veces peor),... Salí antes q se acabara, para que me estresar si sali para divertirme?? Ahh 15€ tirados. No se oye una risa... Comedia??
Puntuación cero