Vivir de noche llega a la cartelera con la intención de rendir un claro homenaje a las películas de gángsters pero finalmente terminará por parecer una parodia de dicho cine, convirtiéndose así en un trabajo demasiado encorsetado, repleto de clichés y poco arriesgado. Correcta sí, con algunos pasajes mejores que otros -su tramo más brillante será cuando la acción se traslade a Florida-, pero no brillante como cabría esperar de una cinta que corre bajo la dirección de Ben Affleck -el mismo que nos regaló la grandiosa Argo- y cuenta con, entre otros, la producción de DiCaprio.
La historia arranca en los años 20 en la ciudad de Boston. Allí Joe Coughlin (Ben Affleck), hijo de un capitán de la policía de la ciudad, es un ex-soldado que aún sufre las duras secuelas de su participación en la Primera Guerra Mundial. Ahora con la vigencia de la Ley Seca, Coughin se sentirá tentado por unirse al crimen organizado y convertirse así en un contrabandista que trafica con alcohol.
Affleck vuelve a implicarse por completo en un proyecto del cual es director, guionista, productor y actor protagonista, pero no conseguirá destacar en todas esas facetas por igual, eso sí, dejará clara una cosa: su interpretación como Joe Coughlin deja mucho que desear. Al actor le falta carisma, arrogancia, chulería, fuerza, firmeza, pasión… para interpretar a este gángster. Y es que la ausencia total de expresividad, seguramente fundamentada -entre otros motivos- por las recientes operaciones de cirugía estética que se ha realizado en el rostro, dejará frío al patio de butacas, no consiguiendo trasmitir lo que dice y siente su personaje. Un personaje más que complejo, porque en su interior se debatirá continuamente entre el bien y el mal, planteándonos la pregunta ¿se puede ser un gángster y tener un gran corazón? Ambas cosas son polos apuestos completamente, pero en dicho personaje esa extraña dualidad se dará.
Donde el actor llega a lucirse más es en el apartado de dirección, claramente muy superior al interpretativo. La película Vivir de noche queda fielmente ambientada en un Boston repleto de gánsters durante la Ley Seca y posteriormente en una floreciente y embriagadora Florida; su historia queda perfectamente equilibrada entre violencia, pasiones y traiciones, religión y algún acertado toque de humor; y disfrutaremos con una cuidada fotografía, planos elaborados, y escenas de acción vibrantes y estupendamente coreografiadas. Después de todo esto no queda otra que pensar que si Affleck hubiera decidido no protagonizar esta historia (desde luego una mala elección de casting) y elegir a alguien más adecuado para el personaje de Joe Coughlin, la cinta habría alcanzado una dimensión muy diferente a la que nos encontramos hoy por hoy en las salas, y no estaríamos hablando de que, tras sus malos resultados en taquilla, podría alcanzar pérdidas de hasta 75 millones de dólares. También es cierto que ha elegido mala época para su estreno, en medio de tanta nominada a los Oscar en cartelera.
En definitiva, Vivir de noche es una película aceptable e incluso entretenida, eso sí, si antes de entrar en la sala olvidamos haber visto cualquiera de las grandes joyas cinematográficas que nos ha regalado este género. Desde luego, las comparaciones son odiosas.
Esta entrada fue modificada por última vez en 24 febrero, 2017 10:57
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