Críticas

Crítica de la película “La decisión del Rey”: Biopic abigarrado

“La decisión del rey” narra el trance que supuso para Haakon VII, el monarca de Noruega durante la II Guerra Mundial, tener que decidir entre enfrentarse a Hitler o entregar su país de forma pacífica.

Crítica de la película “La decisión del Rey”

La II Guerra Mundial ha sido uno de los acontecimientos históricos que ha ocupado más metraje en las bobinas de las cámaras y un mayor espacio en la cabeza de los directores a lo largo de la historia del cine. Se ha mostrado el conflicto de mil y una formas: ficcionado, en documental, biopic, parodias o alegorías. Y también en sus diferentes facetas: el terror de los campos de concentración en películas como “La vida es bella”, la historia de un dictador que parece ser Hitler, aunque no es Hitler en “El gran dictador” o el retrato de la Alemania nazi vista desde los ojos de unos españoles –qué vivían su particular fascismo en España- en “La niña de tus ojos”.

Andreas Lust y Karl Markovics en “La decisión del rey”

Podría seguir enunciando durante un buen rato títulos que versan sobre esta contienda –“Pearl Harbour”, “El pianista”, “La lista de Schindler”, “Malditos bastardos”, “Doce del patíbulo”, “El hijo de Saúl” o “La gran evasión”- hasta confeccionar una lista interminable, pero prefiero hablar de la película que hoy nos atañe y que representa el último chorrito de la fuente inagotable de ideas que supone la II Guerra Mundial: La decisión del rey. En ella, el rey de Noruega (Jesper Christensen), que vive haciendo sus cosas de rey –es decir, jugando con sus nietos y ni pinchando ni cortando en asuntos de política-, se ve involucrado en los asuntos de su país y acaba negociando con el régimen nazi para intentar evitar la ocupación. Después de algún que otro intento por salvar su dignidad se ve obligado a huir de la capital junto a los miembros del gobierno por miedo a represalias.

Jesper Christensen es H.M. Kong Haakon VII

Es bien sabido por todo aficionado al séptimo arte que el acto de ficcionar, y gran parte de la magia del cine, reside en la selección que hace el creador de las porciones de realidad que le interesa contar. Por el contrario, en el mundo real tenemos que conformarnos con que los días, los minutos y los segundos pasen, sin capacidad para poder alterarlos, unos detrás de otros. Por eso habría que explicarle al director, Erik Poppe, el concepto de ritmo narrativo y, sobre todo, una de los primeros términos que enseñan en las escuelas de cine: la elipsis.

Jesper Christensen es el protagonista de la cinta

O dicho claramente, el mayor fallo de esta cinta es la falta de síntesis. Durante el principio de la película y en el final hay una cascada interminable de rótulos que explican los antecedentes históricos que desencadenan los acontecimientos que vemos en pantalla. Entiendo que hay cosas que son necesarias para enmarcar el contexto histórico –no olvidemos que la mayoría de los asuntos son referentes a acontecimientos de Noruega, país con el que no estamos demasiado familiarizados-, pero cuando se descarga tal cantidad de información escrita en los primeros cinco minutos, el sentimiento de aturdimiento y la sensación de falta de tiempo para asimilarla es inevitable. Por eso, el resto de metraje transcurre con una sensación de embotamiento informativo que distrae de la historia. Además, hay un continuo cambio de escenarios y fechas de las que se informa constantemente a través de sobreimpresiones, cuando en realidad la hora exacta en la que ocurren los sucesos importa bien poco. En cambio el director, por algún extraño motivo, le da una importancia extrema que acaba confundiendo al espectador.

Anders Baasmo Christiansen y Jesper Christensen – Crítica “La decisión del rey”

En definitiva, las más de dos horas de La decisión del rey transcurren entre localizaciones, días, horas y acontecimientos históricos precedentes y posteriores. Esto hace que todo se convierta en una macedonia de sucesos digna de libro de bachillerato de instituto noruego y la película acabe siendo una buena clase de historia, pero un pésimo ejercicio de ritmo cinematográfico.

DIRECCIÓN
3
GUION
3
INTERPRETACIÓN
7
Reseña de lectores4 Votos
5.9
LO BUENO
La fotografía y la dirección de arte.
LO MALO
El complejo de enciclopedia histórica y, por ende, la falta de capacidad de síntesis.
4.3

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Carlos Barea

Carlos Barea (Granada, 1987) es graduado en Publicidad y Relaciones Públicas y máster en Escritura Creativa en la escuela Hotel Kafka. Ha colaborado con numerosos medios digitales especializándose en cultura LGTB, centrándose en el área de literatura y cine. Actualmente cursa el máster en Estudios LGTBIQ+ al mismo tiempo que prepara su primera novela.

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