El director Jean-Pierre Améris, responsable de “El hombre que ríe”, apuesta por el drama intimista en esta película que sustenta el relato sobre las dos actrices Isabelle Carré y Ariana Rivoire.
Historia basada en hechos reales que cuenta como la joven Marie Heurtin, incapaz de ver, hablar y oír, es trasladada por sus padres a un internado regentado por religiosas para aprender a comunicarse. Solo el tesón de Sor Marguerite le hará empezar a cambiar.
Apostando por el retrato humanista pero con grandes dosis de momentos edulcorados, el director Jean-Pierre Améris se centra en mostrarnos la historia a través del personaje de la Hermana Marguerite, eje central de la cinta sobre el que pivotan el resto de personajes, de los cuales además de la propia monja, brilla por méritos oportunos la joven Ariana Rivoire; capaz de crear un personaje desde la dificultad de sus discapacidades pero que muestra evolución y ternura a partes iguales.
El reto de La historia de Marie Heurtin pasa por equilibrar esfuerzos y no convertirse en un drama más, intentando ofrecer algo diferente. El resultado, sin embargo, acaba siendo monótono y poco original; con una puesta en escena muy poco arriesgada que podía haber sido mucho más explotada con el personaje infantil y su descubrimiento del mundo, haciendo uso de una narrativa que utilizase como recursos la falta de sonido e incluso de imagen. Por tanto, lo que debía ser la plasmación del recorrido por un amargo camino, queda reducido a la tenacidad de una religiosa, interpretada correctamente por Isabelle Carré, y que sufre un desenlace que se atisba desde los primeros compases de la historia. Problema de un guion que posee equilibrio, pero peca de monótono y en algunos momentos llega a ser tedioso; dando la sensación de que podían haberse reducido algunas situaciones.
El hecho de mostrar la superación de las dificultades, algo que sorprendentemente recae en el personaje de Marguerite, dejando en un segundo plano a Marie y siendo su catalizador a la vez que su sustento principal, sorprende y además se agradece pasar de puntillas por la cuestión religiosa; relegándola al mínimo tiempo posible en pantalla, y que puede jugar a su favor, ya que podría considerarse un hándicap hacia el público masivo, que no es muy dado a la temática religiosa aun estrenándose en plena Semana Santa.
La correcta fotografía muestra los espectaculares paisajes sin recurrir a una estética preciosista que quizá hubiera podido hacer más interesante la propuesta, maquillando las carencias, que no son pocas y además notables.
A pesar de sus debilidades, “La historia de Marie Heurtin” es correcta y solvente, por lo que alegrará la tarde a las adorables ancianas que pueblan los cines de versión original los fines de semana, e incluso a algún “cultureta” que presumirá de haber visto un drama europeo, aunque este sea simple y convencional.
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