Fatih Akin regresa a las pantallas tras las notables “Contra la pared” y “Al otro lado”, y lo hace con un episodio histórico poco recordado.
En el año 1915, el herrero Nazaret de nacionalidad armenia, es capturado por los turcos y obligado a servirles trabajando durante el genocidio realizado contra su pueblo. Separado de su familia durante años, le comunican que sus dos hijas siguen vivas. Nazaret se lanzará en su búsqueda, la cual le llevará a Cuba y Estados Unidos.
Interesante se preveía esta propuesta de Fatih Akin coescrita junto a Mardik Martin. Su argumento, recordando un episodio clave en la historia del pueblo armenio, y la aventura del protagonista, nos llevan a pensar que estamos ante una historia de gran calado épico. Nada más lejos de la realidad. Una vez vista, más allá de los grandes paisajes que se contemplan en la primera mitad de la cinta, nos encontramos ante un relato que deja atrás el tratamiento épico en pos de un intimísimo centrado en el Nazaret interpretado por Tahar Rahim.
Si el gran David Lean, con el que ha sido comparado Akin en esta película, basaba su puesta en escena en grandes planos generales, convirtiendo el entorno en un personaje más de la historia, aquí el director deja todo en manos de su protagonista, el cual se defiende como puede, llevando solo el peso de una película con una duración muy excesiva para lo que cuenta.
El guion funciona bien en el primer y tercer acto, sufriendo una bajada de ritmo considerable en el segundo, resintiendo toda la trama y provocando un desenlace que por hastío y mala ejecución por parte de Akin, deja un sabor de boca agridulce para lo que podía haber sido. Así, el esperado encuentro, no desencadena emoción alguna en el espectador, resultando frío y anticlimático a partes iguales.
Los secundarios, que acompañan y conducen la trama haciéndola avanzar, tampoco aportan mucho al relato, y el genocidio armenio por parte de los turcos queda desdibujado al pasar de puntillas sobre él. Este hecho, aunado a lo poco conocido del conflicto por buena parte de la población, hacen que lo que debería haber sido un film al reconocimiento de las víctimas y la memoria histórica, sea una mera excusa para el verdadero propósito de la historia.
“El padre“ no funciona como relato de concienciación histórica y como film de búsqueda con toques emotivos se resiente con un metraje algo abultado, sin embargo, los desérticos paisajes de la primera mitad y la fotografía, hacen que estéticamente sea disfrutable por aquellos que no busquen una gran historia y hayan decidido dejar a un lado la épica que prometía el film.
Esta entrada fue modificada por última vez en 13 julio, 2015 16:42
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