Crítica de Star Trek 2: En la oscuridad, la última súper producción de J.J. Abrams

‘Star Trek 2: En la oscuridad’, la continuación de una de las sagas de ciencia ficción más seguida de la historia vuelve a los cines. Tras el gran éxito de su antecesora (Star Trek 2009), esta entrega ni sorprende ni emociona, pero sin duda nos mantendrá entretenidos durante más de dos horas gracias a la impecabilidad del equipo técnico y artístico.

Crítica de Star Trek 2: En la oscuridad. Trailer

Crítica de Star Trek 2: En la oscuridad. Sinopsis

 

La flota estelar se encuentra en alerta máxima tras un ataque por sorpresa en el corazón de Londres. Khan (Benedict Cumberbatch) es el sospechoso principal a quien se le atribuye la autoría de los hechos. Pero ¿por qué Khan, el mejor agente de toda la flota, es capaz de perpretar un acto de terrorismo tan cruento?

El capitán Kirk (Chris Pine) y toda la tripulación del Enterprise, se lanzarán a la búsqueda de Khan, aunque para ello tengan que adentrarse en territorio Klingon y poner así en riesgo la frágil paz existe entre los humanos y la raza guerrera.

Crítica de Star Trek 2: En la oscuridad.

J.J. Abrams vuelve a la carga con ‘Star Trek 2: En la oscuridad’ con todos los efectos especiales listos para mostrarnos explosiones interestelares, demoliciones espaciales, ruinas interplanetarias y derrumbamientos terráqueos. El productor y director de la nostálgica Super 8 se suma así al cine catastrofista de ciencia ficción y fantasía que se ha puesto de moda durante los últimos años.

J.J. Abrams se ha quedado a las puertas de que esta espectacular película se convirtiese en un rollo insoportable, ya que a diferencia de la anterior entrega (que la recuerdo bastante sorprendente), esta película no cuenta con un guión tan interesante y sólido. Por supuesto, Star trek 2: En la oscuridad cuenta con un argumento bastante bueno a pesar de los continuos recursos de giros inesperados y sorpresas varias a los que los guionistas de este tipo de películas ya nos tienen acostumbrados. Me imagino que es lo que les queda a los pobres para intentar captar la atención del espectador entre tanta demolición interestelar…

Sin duda lo mejor de la película son los actores que dan vida a personajes tan legendarios como El capitán Kirk (Chris Pine), el señor Spok (Zachary Qinto), así como el resto que aparece en la saga. Todos ellos hacen suyos los personajes aportando así unos matices frescos y personales sin desfigurar la esencia principal de cada uno.

Tampoco faltará un humor brillante (dentro de lo que cabe) gracias a las conversaciones entre el Capitán Kirk y el siempre conflictivo mitad Vulcaniano y mitad humano Spock, el cual se encontrará inmerso en una crisis personal en la que entrarán en conflicto su lado emocional e intuitivo con su lado lógico y racional.

No faltará un malo carismático: Khan (Benedict Cumberbatch), el cuál ni se despeinará (o se peinará muy rápido) tras sufrir una impresionante paliza después de haber protagonizado una de las más espectaculares y justificadas luchas (gracias al coreógrafo de lucha y mayormente especialista Marcus Young) que he visto en una película de ciencia ficción. Para que me entendáis, se reparten hostias como panes, llueven balas (o rayos de energía o lo que sea) como en la guerra y aun así resulta creíble el enfrentamiento entre una sola persona y un gran pelotón klingon.

Conclusión de Star Trek 2: En la oscuridad.

Star Trek 2: En la oscuridad es más que interesante para aquellos que disfruten de la ciencia ficción (siempre es una delicia descubrir nuevos mundos y pasearse por remotos lugares imaginarios), entretenida para los busquen acción a raudales (las luchas, los combates navales, y los efectos visuales son espectaculares), pasable para el público en general (todavía recuerdo cómo mi novia se despertó a mitad de la anterior entrega sólo para exclamar “¡Anda! ¡Si es Winona Ryder!” antes de volver a quedarse dormida) y me niego a pronunciarme sobre lo que les parecerá a los seguidores incondicionales de la saga o trekkies. Este último tipo de público irá a verla independientemente de lo buena, lo mala, o lo espectacular que sea y se formará una idea sobre la misma que sólo podría predecir la infalible lógica racional del señor Spok.