Argelia, 1930. Younès (Fu’ad Aït Aattou), tiene sólo nueve años cuando llega a casa de su tío Mohamed (Mohamed Fellag), un reputado farmacéutico en Orán, que lo acoge como si fuera su propio hijo. Younès, que tuvo que separarse de su familia para optar por un futuro sin miserias, adoptará un nuevo nombre, Jonás, y se criará bajo las costumbres francesas sin olvidar jamás su ascendencia argelina. En un país colonizado por Francia, donde el racismo, los conatos de rebelión y los choques culturales son constantes, Younès hará amigos para toda la vida en Río Salado, donde a su vez reencontrará el amor de su vida, Emilie (Nora Arnezeder). Un inesperado acontecimiento se interpondrá entre Younès y Emilie y debilitará la amistad entre su grupo de amigos de toda la vida mientras una revolución amenaza con desatarse en Argelia.
Dirigida por Alexandre Arcady, protagonizada por el guapo actor y modelo de ascendencia francesa y marroquí Fu’ad Aït Aattou, con viejas glorias del cine Francés prestándose para el reparto como Anne Parillaud (Nikita, dura de matar) y con una dilatada duración de 162 minutos (dos horas y media laaargas), “Lo que el día debe a la noche” parece dilatarse en el tiempo lo mismo que los años transcurren para los personajes de la película. Y es que una historia de amor dramático se debe crear con el mismo tiempo que se crea una buena fabada asturiana: a fuego lento.
“Lo que el día debe a la noche” cuenta con tantos y tan potentes elementos como: la independencia argelina, la crisis de identidad del protagonista, la lealtad de la amistad, el honor, el racismo, el amor platónico, el amor pasional, la pasión en sí misma, los lazos familiares, el contraste entre la tradición y el progreso impuesto… demasiados temas que tocar en tan sólo una película. Tanto más cuando en vez de resolver los conflictos en el momento, o dar una idea al público de a donde se dirigen los hechos, permanecen ahí, en su tiempo de cocción propio, dilatándose cada uno hasta prácticamente el final de la película, cuando no aparece otro nuevo ingrediente. Así, “Lo que el día debe a la noche” va incorporando más y más conflictos, mientras los ya surgidos son revisados una y otra vez sin que la forma de ser lánguida e introvertida del personaje protagonista ayude a dinamizar la historia.
“Lo que el día debe a la noche” tiene un acabado muy estudiado y cuidado, pero mucho me temo que, como ya les ocurriera a otras adaptaciones de novelas románticas antes, han intentado abarcar más de lo que un espectador (medio) necesita. Quizá hubiera sido mejor que se hubiera hecho una gran super producción para un formato de serie, la cuál, teniendo en cuenta que de medios andan sobrados, triunfaría sin duda. Aún están a tiempo…
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Una película genial, donde no falta emoción, un amor eterno, lleno de obstáculos, una guerra inminente que lo complica todo, una paz que los separa.
No siempre es fácil cumplir las promesas ¿Qué esta dispuesto uno a sacrificar con tal de no romper su palabra?
Una película para recomendar, buen trabajo del equipo artístico, una buena banda sonora, algunas fotografías son fantásticas.