Fútil, vacua, una oda (no premeditada) a la frivolidad del proceso artístico y a los demonios que lo envuelven. El resultado acaba siendo una mera caricatura repleta de lugares comunes. La relación director (con hiper sensibilidad) y actriz protagonista (excéntrica y necesitada de cariño) provoca sonrojo, cuando no directa y absoluta vergüenza ajena.