Kirin Kiki, Kyara Uchida y Masatoshi Nagase en 'Una pastelería en Tokio'
Kirin Kiki, Kyara Uchida y Masatoshi Nagase en 'Una pastelería en Tokio'

Crítica: Una pastelería en Tokio de Naomi Kawase

Tras su éxito en Cannes y la Seminci de Valladolid, llega a la cartelera ‘Una pastelería en Tokio’ de la directora japonesa Naomi Kawase.

Sinopsis ‘Una pastelería en Tokio’

Sentaro (Masatoshi Nagase) es el atormentado arrendatario de una pequeña pastelería en Tokio. Solitario, y taciturno, su vida dará un giro cuando conozca a Tokue (Kirin Kiki), una estrafalaria anciana que le enseña a hacer pasta de dorayaki con el ingrediente secreto que le falta a su vida entera: Escucha.

Kirin Kiki en la película 'Una pastelería en Tokio'
Kirin Kiki en la película ‘Una pastelería en Tokio’

Crítica ‘Una pastelería en Tokio’

Una pastelería en Tokio es el título español de la película japonesa “An”, que se estrena en nuestro país con el slogan “Nunca es tarde para cumplir tu sueño”, que bien podría valer para la última de Meryl Streep o, sin ir mas lejos, ‘El becario’. Parece pues que el distribuidor pretende hacer lo más accesible y clasificable posible la última película de la inaccesible e inclasificable Naomi Kawase. Sus admiradores se preocupan en la misma dirección, ya que la directora japonesa adapta por primera vez material ajeno y se teme que por el camino se haya dejado parte de su personal autoría. Estos últimos pueden estar tranquilos, la película es “festivalera” a más no poder, como ha demostrado su fulgurante paso por Cannes y la Seminci de Valladolid. Los primeros… tal vez tengan que estar más nerviosos.

Kyara Uchida en la película 'Una pastelería en Tokio'
Kyara Uchida en la película ‘Una pastelería en Tokio’

‘Una pastelería en Tokio’ no es por tanto un ‘Chocolat’ (2000) con los ojos rasgados, aunque convenga recordar la cinta de Lasse Hallström como ejemplo de que una semejante (y simple) idea pueda devenir en dos recorridos tan distintos.

La causa, la de siempre: El punto de vista. Y el de ‘Una pastelería en Tokio’ (2015) es, y perdón por la perogrullada, japonés. Cuesta entender cómo películas así pueden calar tan hondo en occidente, cuando uno la contempla advirtiendo, desde el primer momento, que la diferencia cultural le impide mimetizar todos sus detalles.

Supongo que será por aquello de que meterse en una sala de cine es una manera low cost de ver mundo. En ejemplo de ‘Una pastelería en Tokio’ es paradigmático en ese sentido, y complaciente en cuanto a que Naomi Kawase es una cicerone de primera.

Kyara Uchida y Masatoshi Nagase en la película 'Una pastelería en Tokio'
Kyara Uchida y Masatoshi Nagase en la película ‘Una pastelería en Tokio’

Se percibe en la película un pulso firme en el trazo de personajes, tan silenciosos como sugerentes en sus particulares tragedias. Las escenas en las que se relaciona el tridente protagonista son sin duda el punto fuerte de la cinta y el que más cine desprende por su verdad y variedad de matices.

Por el contrario, para mí gusto la película patina cuando se quiere poner discursiva. La denuncia social (de un conflicto que no desvelaremos para no destripar la trama) y ese plano personaje de la dueña de la pastelería resultan algo estridentes en un conjunto que se presenta minúsculo y delicado.

Masatoshi Nagase en la película 'Una pastelería en Tokio'
Masatoshi Nagase en la película ‘Una pastelería en Tokio’

Afortunadamente, son las luces de la película las que germinan al salir del cine, haciendo que ‘Una pastelería en Tokio’ sea, paradójicamente, una película hecha sin receta, pero cocinada como un buen dorayaki: Con base amarga, pero que a fuego lento deja un regusto dulce.

Trailer ‘Una pastelería en Tokio’

DIRECCIÓN
7
GUION
6
INTERPRETACIÓN
8
Reseña de lectores10 Votos
7.5
LO MEJOR
Un trío de personajes sólidos en sus flaquezas.
LO PEOR
Cierto aire discursivo en la segunda mitad de la cinta.
7