Jennifer Lawrence y Chris Pratt protagonizan ‘Passengers’, una entretenida película de aventuras espaciales dirigida por Morten Tyldum (Te imitation Game).
Crítica de la película ‘Passengers’
Los críticos de cine, al igual que un alto porcentaje de actores, son una panda de imbéciles. Y me incluyo, sí, es inevitable. Formo parte de los dos gremios, no tengo salvación posible. Hablo con conocimiento de causa porque me he formado como actor, he trabajado como intérprete. Trato con actores y hasta alguna vez he tenido amigos actores (o eso creía). Con los críticos de cine pasa parecido. La diferencia con los actores es que sólo Dios sabe dónde se forman, qué es lo que estudian, y de dónde sacan esa verdad absoluta que les eleva por encima de los espectadores para sentenciar o laurear una película.
Entrando al caso, algunos de estos boca chancla, van por ahí hablando, escribiendo y reptando en medios de comunicación -algunos grandes, otros digitales, y otros literalmente virtuales-, confundiendo la crítica con la sinopsis o, lo que es peor, destripando las tramas de películas sencillas, espectaculares y entretenidas enmarcadas en el maltratado género de la ciencia ficción. La entretenidísima Passengers, dirigida por el magnífico Morten Tyldum (The imitación Game 2014), y escrita por el ágil John Spaihts (Doctor Strange 2016, Prometheus 2012, La hora más oscura 2011), es la última carnicería.
Es posible, que algunos sólo les interese la inmediatez de la noticia. Otros, puede que lleven tantos años metidos en una burbuja temporal, que sean incapaces de ver más allá de la imprenta. Y los peores de todos, los que están ahí sin saber nada, siquiera tienen intención de hacerlo y además demuestran tanto respeto como el que fue buscando los aplausos de YouTube y acabó encontrando sólo uno, bien sonoro, y en toda la cara.
El caso es que Passengers es una película bien construida, bien justificada, bien entretenida, bien llevada, bien ágil y, desafiando a la tendencia actual de remaster, re-acción, precuela, secuela, spin off y demás falta de ideas, se atreve a presentar una idea bastante original en un escenario tan imaginativo como lo es una descomunal nave interestelar que surca el espacio. El trailer de esta obra por desgracia, ya cuenta más de lo que debería, pero, sin revelar las tramas -¡Eh, chavales! ¡Esto es posible!-, se podría hacer una breve sinopsis diciendo que un inesperado incidente perturba el viaje normal programado para uno de sus pasajeros Jim Preston (Chriss Pratt), durante la travesía que realiza una titánica nave hacia una de las nuevas colonias de la humanidad. Hablar más es ir jod… fastidiando las continuas sorpresas que ofrece esta película de aventuras.
Ahora bien. Si se pretende hacer una crítica de Passengers, a partir de aquí se abre un mundo tan amplio e inabarcable como lo es el espacio que surca Ávalon, la nave en la que viajan los protagonistas. De hecho, el mismo guión ofrece tantas posibilidades y tantas posibles resoluciones a cada problema que se le plantea al protagonista, que solo mencionar nada más, ya fastidia la experiencia del espectador. Y es que la película sólo pretende hacer vivir al espectador, mediante la empatía con sus protagonistas, la aventura de un gran viaje intergaláctico, que para eso -entre otras muchas posibilidades más- sirve también el cine.
El guionista John Spaihts (Doctor Strange 2016, Prometheus 2012, La hora más oscura 2011) desarrolla un guión divertido, emocionante, emotivo y eficiente logrando que una forzada súper producción con afán recaudatorio (no nos engañemos, este libreto es más un encargo que una apuesta personal) tenga una forma más que apetecible y decente. El señor Spaihts consigue capear los momentos de acción, de romanticismo y hasta de intriga, con unos acertados toques de humor y conversaciones que apuntan a ideas mucho más profundas que el envoltorio que envuelve la película: la aventura. De esta forma, la película realiza un indeterminado viaje a través de un gran abanico de posibilidades que podría mantener en vilo al espectador si este es capaz de mantenerse al margen las destructivas sinopsis o crítica que escupen algunos. Passengers apunta conceptos atractivos y dilemas morales que encajan a la perfección dentro de la ciencia ficción y, quién sabe si dentro de unos años, directamente en la ciencia.
El Director Morten Tyldum (The imitación Game, 2014) sabe como mantener la atención del espectador en cada momento echando mano de la riqueza visual y la espectacularidad del entorno. Del mismo modo, sabe cómo conducir a los actores para que estos estén al nivel del género en el que se encuentran, ya que la película, enmarcada en la aventura como ya he mencionado, navega entre lo que se podrían considerar una serie de marcados capítulos donde en cada uno de ellos surge un género.
Chris Pratt, el indiscutible protagonista de la cinta, vuelve a traspasar la pantalla interpretando a un carismático personaje, simpático y cercano (tan cercano como se mostró en la pasada rueda de prensa cuando los actores visitaron Madrid) ayudando a romper barreras entre la ficción y la credibilidad, siempre a sabiendas de que en este tipo de películas el espectador sabe que tendrá que hacer concesiones. Por su parte, Jennifer Lawrence, también vuelve a mostrar ese inquietante registro que le hizo ganar un Óscar en El lado bueno de las cosas. Lo mismo el director logra hacer que nos enamoremos de ella, como ella es capaz de demostrar que lo único que comparte con la princesa de la bella durmiente es el nombre, Aurora. Es capaz de expresar candidez o de inspirar temor de una forma tan visceral, orgánica y sincera que es difícil imaginar a este personaje en manos de otra actriz.
En conclusión, Passengers es una película palomitera al uso fantástica para pasar una tarde familiar en el cine con toda la familia en estas fechas navideñas de frío. Del mismo modo, la película es lo suficientemente interesante para aquellos que les guste el género de ciencia ficción porque, aunque no desarrolla ninguno de los interesantísimos conceptos a los que apunta, si logra crear esa particular sensación que produce experimentar el vacío del espacio. Y por supuesto, todo aquel espectador que pretenda dejarse llevar por una entretenida y original película de aventuras interpretada por dos reconocidísimos rostros cinematográficos, está, es sin duda, la apuesta de las Navidades.
