A pesar de haber ganado el oro olímpico en lucha libre, Mark Schultz (Channing Tatum) es un joven que vive bajo la enorme presión que le produce su estricta preparación para los Juegos Olímpicos de Seúl (1988) y la presencia de su hermano mayor Dave (Mark Ruffalo), campeón en su misma disciplina, que provoca en el protagonista una inevitable sensación de inferioridad. Pero todo cambia cuando el multimillonario John du Pont (Steve Carrell) ofrece a Mark la posibilidad de entrenar en las instalaciones de su mansión con el objetivo de triunfar en las próximas olimpiadas. No obstante, du Pont es un personaje siniestro, con una personalidad que esconde más de lo que el protagonista pueda imaginar.
Esta no es la primera vez que Bennett Miller centra su producción cinematográfica en el mundo del deporte (Moneyball: Rompiendo las Reglas, 2011), enfocando la trascendencia que éste puede tener tanto en la vida personal del atleta (relaciones familiares, mentalidad), cómo en ámbitos que a pesar de ser aparentemente ajenos (como por ejemplo el político y el social) cambian su relación al verse involucrados en una competición mundial. Foxcatcher es un filme que además de poner de manifiesto el dramatismo pathos en el que se puede ver involucrado un deportista de élite, actúa como expositor de los efectos más importantes del panorama deportivo en la sociedad, no sólo válidos para la época que contextualiza el largometraje, sino también para la nuestra. A lo largo del relato, suscitará una serie de reflexiones que surgen de la figura del entrenador e inversor John du Pont, en cuanto a cuestiones de poder, liderazgo e incluso patriotismo, especialmente interesantes si tenemos en cuenta que el contexto histórico del filme se enmarca durante la Guerra Fría y que du Pont no soportaría la victoria soviética en las olimpiadas.
Foxcatcher es uno de esos largometrajes que guarda una bala en la recámara y no dudará en usarla a la hora de dejar satisfecho al espectador.
De esta forma, lo que apuntaba a filme biográfico sobre la vida de Mark Schultz y los curiosos acontecimientos en los que se vio envuelto, ha acabado convirtiéndose en un potente thriller, gracias a la fuerza psicológica de unos personajes que desde el primer momento dejan claro que este largometraje no es una vitrina en la que se honra el espíritu deportivo, sino una muestra de lo turbio que puede volverse el mismo. Una señal de la notable dirección que Miller ha llevado a cabo al convertir un relato propio de un documental en una historia llena de sucesos insospechados, desarrollada con un ritmo paulatino y una mirada fría.
Quizás lo único que se echa de menos en “Foxcatcher“ es una mejor distribución, o mayor presencia, de los momentos clave (reveladores, en relación al suspense, o que sugieran que la historia va hacia alguna parte) a lo largo del filme, pues existe una distancia considerable entre cada uno de ellos que, a pesar de aumentar el nivel de suspense, pueden dar la sensación de que nada relevante queda por suceder. No obstante, Foxcatcher es uno de esos largometrajes que guarda una bala en la recámara y no dudará en usarla a la hora de dejar satisfecho al espectador.
Esta entrada fue modificada por última vez en 6 febrero, 2015 08:26
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