Dani Rovira y Clara Lago protagonizan “Ocho apellidos vascos”, una comedia romántica donde los típicos tópicos entre andaluces y vascos se potencian al máximo de manera magistral provocando carcajadas garantizadas.
Sinopsis de “Ocho apellidos vascos” de Emilio Martínez Lázaro
Rafa (Dani Rovira) es el típico señorito andaluz, sevillano de los pies a la cabeza y de buena familia. Gomina en el pelo, pantaloncitos chinos, polo o camisa y jersey al cuello. Todo ello acompañado de su Virgen del Rocío, sus pósters de corridas de toros emblemáticas y su bufanda del Betis. Además en pleno centro de Sevilla regenta un bar andaluz con tablao flamenco incluido, al cual una noche acudirá Amaia (Clara Lago) con sus amigas para celebrar lo que iba a ser su despedida de soltera. Amaia es todo lo contrario a Rafa. Es la típica vasca seca y borde a la que no conseguirá sacarle una sonrisa ni el mejor chiste de Arguiñano. Entre chistes, riñas, rebujito y kalimotxo la chispa surgirá como por arte de magia… a la mañana siguiente Amaia entona aquello de “¿pero qué he hecho?” y huye al amanecer de la casa de Miguel sin despedirse, pero con las prisas y las ganas de no dejar ni rastro se olvida de lo más importante en la vida de toda mujer, su bolso.
Enamorado hasta las trancas y sin pensárselo dos veces, Rafa decide poner rumbo a Euskadi para conquistar a Amaia. Cueste lo que cueste, le digan lo que le digan la encontrará pero ¿será ese reencuentro tan idílico como sueña Rafa? ¿Está Amaia esperándole con los brazos abiertos en el País Vasco? ¿Es tan peligroso Euskadi como le han advertido sus amigos andaluces?.
Crítica de “Ocho apellidos vascos” de Emilio Martínez Lázaro
Este fin de semana llega una de las apuestas cinematográficas más ansiadas y sabiamente cuidadas de nuestro cine para este 2014. “Ocho apellidos vascos”, la nueva comedia del director Emilio Martínez Lázaro (“El otro lado de la cama”, “Los 2 lados de la cama”), promete llenar los cines y arrasar en la taquilla con su humor fresco y 100% español. Los típicos tópicos de andaluces y vascos se potencian al máximo para hacernos pasar los 98 min. más divertidos de los últimos meses frente a la gran pantalla.
Monólogos y centenares de chistes giran en torno a las distancias culturales que separan a los del norte y los del sur, pero nadie hasta el momento se había atrevido a potenciar esta idea y llevarla al cine. Ahora gracias a un maravilloso guión de Borja Cobeaga y Diego San José podremos por fin ver como un andaluz trata de conquistar por todos los medios a una vasca “de armas tomar”. Y es que si hay algo que sabemos hacer los españoles es reírnos de nosotros mismos, algo muy sano y necesario en los tiempos que corren. Del “mi arma” al “abertchandal” la carcajada nos seguirá muy de cerca, al mismo tiempo que los cuatro personajes principales de esta divertida trama de “choques culturales” van conquistando poco a poco al espectador gracias a la química que se respira entre ellos.
Y es que si hay algo plausible en“Ocho apellidos vascos”(2014) es su cuidado reparto, estupendamente dirigido por la batuta de Emilio Martínez Lázaro. Dani Rovira, que se enfrentaba en este rodaje a su primera película, sorprende por su desparpajo, su naturalidad y su versatilidad ante el papel del sevillano Rafa, o de Antxon en el País Vasco. Convence y enamora al espectador mientras intenta conquistar a Amaia, interpretada por una Clara Lago que logra alcanzar el nivel de antipatía exacto para dar ese contrapunto necesario en la historia de amor. El único pero que se le puede poner a la actriz es el por qué no tiene acento vasco en la película, siendo su personaje una vasca de “ocho apellidos”. Karra Elejalde conquista con su gran interpretación de Koldo, el padre de Amaia. Estaremos deseando verle en pantalla ya que nos regalará los momentos más divertidos de la cinta. A su vez, Carmen Machi se complementa a la perfección con el personaje de Koldo mientras encarna a la “madre por sorpresa” de Rafa. Una mujer risueña, inocente y cariñosa que se presta a este “juego amoroso” sin plantearse nada, simplemente quiere ayudar… será la Anne Igartiburu perfecta.
En definitiva, una comedia con la que pasarás un muy buen rato con nuestro humor más autóctono gracias a un estupendo guión y a unas interpretaciones convincentes. Lástima que Emilio Martínez Lázaro no haya querido arriesgar más ni saber cómo aportarle más agilidad a algunas escenas. Por lo demás ¡chapeau!.
