En el año 2977 el planeta Tierra se ha convertido en el lugar más preciado de billones de humanos. Tiempo atrás, los antepasados de dichos humanos fueron exiliados de la Tierra que ahora está controlada por la coalición Gaia, gobierno representante de toda la humanidad en la galaxia. Por otro lado, El Capitán Harlock y su tripulación del crucero Arcadia están dispuestos a regresar a su hogar y a ayudar a que el resto de humanos también pueda hacerlo. Esa es la razón que lleva a Ezra, nuevo líder de Gaia, a pedirle a su hermano Logan que se infiltre en la Arcadia con el fin de eliminar al Capitán Harlock. Sin embargo, dentro de la Arcadia, Logan se dará cuenta de que las cosas no son siempre como uno cree.
Para los que crecimos y disfrutábamos viendo la serie de culto “Capitán Harlock” (creada por Leiji Matsumoto y dirigida por Rintaro) en los canales autonómicos de nuestros respectivos hogares, aplaudimos el regreso de esta space opera que pretende entrar por la puerta grande: apabullante 3D, épica por doquier, escenas de acción inmejorables… Pero al llevar poco menos de una hora de metraje nos damos cuenta de que el bonito envoltorio (bellísima banda sonora incluida) que recubre todo el film esconde un argumento bastante simple. Algo que no tendría mucha importancia si no fuera porque, entre tanta épica y acción de movimientos imposibles, la trama, aunque simple, acaba liándose y no fluye como debiera. Además, no hay humor por ningún lado, uno de los elementos más representativos de la serie original.
Es innegable el magnífico trabajo realizado, sobre todo en los diseños tanto de personajes como de escenografía y maquinaria espacial. La Arcadia es la nave o crucero, o lo que sea que surca el espacio, más impresionante que se ha visto en el cine desde hace muchísimo tiempo. Cuando juega a los autos de choque espaciales es apabullante, lo mejor de la película. Los personajes están bien definidos y todos nos recuerdan a los originales que antaño fueron creados en animación tradicional, sin embargo, los movimientos y lo expresividad de sus rostros (a excepción de Yattaran) acaban siendo muy toscos, no hay alma en ellos.
Se agradece volver a ver a Harlock con su parche, su mirada chulesca, su copa de vino y su pajarraco al hombre pero se echa de menos el humor y el romanticismo de la mítica serie de finales de los setenta.
Esta entrada fue modificada por última vez en 30 enero, 2015 18:00
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