Crítica Exorcismo en el Vaticano: sin pies ni cabeza

Llega a España con bastante retraso Exorcismo en el Vaticano, una nueva incursión en el subgénero de las posesiones demoniacas que no sorprende a nadie y que probablemente tenga uno de los peores guiones del año.

Sinopsis de “Exorcismo en el vaticano”

Exorcismo en el Vaticano: Angela Holmes, una joven que acaba de cumplir los 27, sufre un aparatoso corte en un dedo que le obliga a asistir al hospital. Tras el accidente, comenzará a comportarse de manera extraña con los que la rodean, llegando a causar heridas o incluso la muerte de algunas personas. El Vaticano decide enviar a uno de sus más reputados exorcistas para acabar con el problema, pero se encontrará con la fuerza demoniaca más poderosa a la que se haya enfrentado nadie jamás.

Crítica de “Exorcismo en el vaticano”

Hay películas fundacionales que forjan géneros y que se toman como paradigma para el devenir de ese tipo de historias en sus nuevas concepciones. La genialidad de William Friedkin nos trajo en el año 1975 la que es hasta la fecha es la mejor película de posesiones demoniacas de la historia del cine. “El exorcista” causó auténtico espanto y admiración en su momento y desde entonces se han ido sucedido distintos films que intentan seguir su estela. Exorcismo en el Vaticano se decanta por servir al estereotipo del subgénero al que homenajea, actualizándolo con el sobre explotado recurso del found footage, auténtica lacra del cine de género actual.

Cuesta creer que se haya necesitado la habilidad de dos guionistas para escribir una historia tan irregular y fallida como la que presenta la cinta. Y es que, a pesar de su más que corta duración, la trama tarda en comenzar a resultar interesante. A pesar de la nula presentación de los personajes, tenemos que lidiar con escenas donde los supuestos “síntomas” de la posesión se van sucediendo ante el estupor del espectador. No se acaba de entender si la protagonista sufre dicha posesión a causa de su coqueteo con un artículo periodístico sobre el demonio mientras escucha música de rock, (más estereotipado imposible) y de lo que no se vuelve a saber nada; o por el contrario si todo se produce a raíz de un corte accidental con un cuchillo y el picotazo de un cuervo. Por si acaso habrá que tener cuidado al utilizar cuchillos, que los carga el diablo. El resto pasa por un exorcismo aburrido y nada impactante y un final que incomprensiblemente apuesta por la secuela. Técnicamente cumple dentro de los estándares del terror, destacando únicamente la fotografía de Gerardo Mateo Madrazo, en especial por su diseño en interiores.

Mark Neveldine no sorprende detrás de la cámara, recurriendo a recursos típicos del género y usándolos de manera poco efectiva. Tampoco es que estemos ante un director al que tener en cuenta a tenor de su filmografía previa, a cada cual peor. El found footage en este caso está metido con calzador y hace desconectar de manera irremediable al público, que ya no solo tiene que salvar una pantalla de incredulidad sino dos.

El reparto no se esfuerza demasiado, con una Olivia Taylor Dudley bastante comedida como poseída, un Dougray Scott en horas bajas a pesar de su gran presencia en pantalla y un Michael Peña al que no le encaja para nada el papel de sacerdote con la apariencia que se ha ido construyendo a través de su filmografía. La figura de  Djimon Hounsou es meramente testimonial y no aporta nada al conjunto.

Exorcismo en el Vaticano es un ejemplo más de film de género que intenta emular sin conseguirlo a aquella primera incursión que impactó al público. Su desastroso guion y el uso del manido found footage la convierten una de las películas menos interesantes del panorama actual de la cartelera.

Trailer de “Exorcismo en el vaticano”