Jurassic World, la nueva entrega de Parque Jurásico, se puede resumir en aquello que demandan los visitantes del nuevo parque temático: “Más dientes, más grande, más espectacular”. ¿Habrá también más entretenimiento?
Jurassic World: Sinopsis
¡Bienvenidos a Jurassic World, parque temático más bizarro de la historia de la humanidad! ¡Podrán ver dinosaurios resucitados! Vean cómo se pasean los enormes diplodocus por las praderas, acérquense al estanque en el momento de alimentar al Mosasaurus, dejen que los más pequeños den un paseo sobre los mini triceratops antes de contemplar cómo el mejor de nuestros cuidadores domina con la palabra a un grupo de mortales velocirraptores! Y si eso les sabe a poco… ¡Hemos mutado un nuevo dinosaurio! ¡El indominus Rex es más grande, más fiero, más brutal, mucho mucho mucho más peligroso, se encuentra confinado tras estos altísimos muros que…! ¡¡¡¿Qué no está en la jaula?!!!
Jurassic World: Crítica
Jurassic World juega más con la nostalgia que con la innovación. De hecho, esta nueva (vieja) entrega usa los mismos elementos que aquella que impresionó a tantos chavales: Dinosaurios. Lo que pasa es que en los tiempos que corren los seres humanos hemos perdido nuestra capacidad de asombro. Ahora, para sentir algo parecido al asombro, necesitamos que las cosas sean más. Siempre más. Más grandes, más fuertes, más peligrosas, más espectaculares… y, aunque la idea de mutar un dinosaurio no parece convincente, dentro de la injustificable idea, hasta tiene cierto sentido y gracia la manera en que explican el por qué.
Dinosaurios, una pareja, un par de niños ajenos a la misma, un paseo especial por el parque y un desastre asegurado son los elementos que emulan en cierta forma a la original Parque Jurásico. Y si eso no funciona, se han asegurado la sonrisa de los que “ya estuvimos” en el primer parque haciendo continuas referencias a aquella con comentarios, reaparición de antiguos escenarios y elementos, planos idénticos (como la llegada del helicóptero a la isla), y la inclusión de la inolvidable canción de John Williams en los momentos apropiados para asegurarse del todo que nuestra parte emocional va directamente a los recuerdos de aquella.
Chris Pratt, ya afincado al nivel de estrella cinematográfica gracias a Guardianes de la galaxia, se convierte en el cuidador con más huevos (de dinosaurio) de la historia, pues se encarga nada más y nada menos de amaestrar a los depredadores más peligrosos y rápidos de la historia: Los temibles velocirraptores. Un tipo aventurero (posee una moto estilo Harley ¡En mitad de la selva tropical!), a medio camino entre la sensatez y el más absoluto desprecio por la vida propia (pero no por la ajena), que necesariamente necesita una pareja dura de pelar, atractiva pero mucho más apegada a los valores prácticos y terrenales. De esta manera nos encontramos con Bryce Dallas Howard (Claire). Una mujer fría y controladora hasta el punto de no tener reparos en llevar con pocos escrúpulos la dirección de un parque temático cuyas atracciones pueden comerse (y se comerán) a no pocos visitantes y trabajadores.
La mejor forma de contemplar esta película es viéndose uno mismo como un visitante más. Intentar trasladarla a un plano real, pues ¿quién no querría conocer a nuestros vecinos de hace 60 millones de años? Sí, suena tróspido y algo aberrante… pero si uno se fija en los detalles este Jurassic World, este Disneylandia reptiliano, hallará no pocas ocasiones para esbozar una sonrisa. ¿Niños montando pequeños triceratops? ¡Claro! ¡Esperemos que no les pise un bicho de esos que, por bajito que sea, debe pesar cosa así de dos toneladas! ¿Vamos a ver como come el terrible Mosasaurus? Sí, por favor, que come tiburones blancos de dos toneladas de un bocado cual delfín que zampa sardinillas de recompensa… Viendo estas cosas unos no se explica como hace 70 millones de años los dinosaurios perdieron la guerra contra los monos (Nota del autor: Esto nunca pasó)…
De todas formas, y por increíble que parezca, las productoras Ambling Enertainment (la productora de Steven Spielberg) y Legendary, han logrado un producto de entretenimiento perfecto para palomitear durante dos horas bastante entretenidas. Más interesante al principio, por la novedad de descubrir este parque de Jurassic World, y de forma pasable hacia el final por el devenir de los previsibles acontecimientos. Por suerte, el guion deja espacio para el humor (gracias al cual se puede ver la película sin caer en la absoluta desidia) y la dirección por encargo para el apenas conocido Colin Trevorrow (Seguridad no garantizada) empuja los minutos hacia el camino indicado: Ágil y fácil (de ver, porque a nivel técnico eso ha tenido que ser un verdadero dolor de cabeza).
A parte del reparto principal y de una pequeña aparición del francés Omar Sy (Intocable, Samba y X-Men: Días del futuro pasado), cabe destacar la interpretación de los velocirraptores. Unos personajes clásicos que han ganado una fantástica escena de persecución que, a pesar de durar apenas un par de minutos, es la más espectacular de toda la película. El tiranosaurio y el indominus rex están un poco sobreactuados y se les ve demasiados influenciados por otros grandes le género como Godzilla o King Kong (¿Por qué no oigo las risas?).
En definitiva, Jurassic World es la típica película que no necesita críticas a favor o en contra para que el público asista a las salas. “El soberano” y su dinero juzgará a favor de las bestias y no es de extrañar pues la campaña publicitaria apela a la nostalgia para redescubrir la misma película casi veinte años después. La mayor diferencia será que esta, Jurassic World, repleta de mónstridos digitales, difícilmente marcará a una generación de chavales como lo hizo Parque Jurásico, con sus acertados robots rematados con la computerizada animación.
