Imagen de la película 'Mil veces buenas noches'

Crítica de ‘Mil veces buenas noches’: el fotoperiodista no tiene las vidas de un gato

Erik Poppe dirige a Juliete Binoche y Nikolaj Coster-Waldau en el drama ‘Mil veces buenas noches’ donde una de las mejores fotoperiodistas de guerra se verá obligada a elegir entre vocación o familia.

Sinopsis de la película ‘Mil veces buenas noches’

Rebecca (Juliette Binoche) es una fotoperiodista de guerra que vuelve de Afganistán tras sufrir un atentado. La tentación de volver al conflicto le perseguirá en el reencuentro con su familia, que le va a imponer librarse de esa tentación para poder seguir unidos.

Cartel de 'Mil veces buenas noches'
Cartel de ‘Mil veces buenas noches’

Crítica de la película ‘Mil veces buenas noches’

La imagen de las cámaras ensangrentadas de Molhem Barakat se me viene a la cabeza cada vez que repaso ‘Mil veces buenas noches’. Las herramientas del joven fotógrafo abatido en Siria; como describía Juan José Millás en ‘El Pais Semanal’: ‘Sangran como si la onda expansiva de una bomba las hubiera reventado por dentro y de sus grietas escapara ahora el jugo vital que discurría hasta hace poco por sus arterias’. Momentáneamente dejan de ser máquinas para convertirse en parte de su dueño. Hasta este punto está arraigado el oficio al fotoperiodista. La ira es la que conduce al fotógrafo a los conflictos, el deseo de dar testimonio del sufrimiento de personas en situaciones en donde el mundo les ha dado la espalda. Lejos del combate, en lugar de disfrutar del descanso, su ira aumenta al sentirse parte de ese mundo indiferente y ajeno al conflicto (motor de su ira). Por eso vuelve una y otra vez a las zonas de conflicto; buscando liberarse del sentimiento de impotencia. Para ellos, cada fotografía es una dolorosa forma de respiro.

Imagen de la película 'Mil veces buenas noches'
Imagen de la película ‘Mil veces buenas noches’

Desde un primer momento se suceden los guiños al fotoperiodismo de guerra. La primera imagen del filme recuerda a la fotografía de Javier Manzano que ganó el Premio Pulitzer en 2013; un espacio en penumbra iluminado por la luz que entra a través de orificios de balas. A su vez, la visión de Afganistán en conflicto viene influenciada por los fotógrafos de la Agencia Magnum (como Steve Mccurry).

Imagen de la película 'Mil veces buenas noches'
Imagen de la película ‘Mil veces buenas noches’

Precisamente la reconstrucción de un atentado en las calles de Kabul es la primera pista que nos orienta sobre las intenciones del filme. Cuando otras películas con el mismo trasfondo como ‘Las flores de Harrison’, de Elie Chouraqui, representan la guerra de manera frenética, descontrolada, en tercera persona; en ‘Mil veces buenas noches’ el atentado es visto desde la perspectiva de Juliette Binoche, que se eleva sobre la situación, descubriéndonos sus fantasmas. Esto nos indica que el fotoperiodismo no va a ser el tema central de la película, sino la vida personal de la fotógrafa. Llama la atención que esté grabado con la misma pulcritud que un anuncio de Canon (hecho que se convertirá en una dinámica a lo largo de todo el filme).

fotograma de la película 'Mil veces buenas noches'
fotograma de la película ‘Mil veces buenas noches’

En varias ocasiones aparece en la película un plano subjetivo, donde se ve a Juliette Binoche atrapada en el agua. Erik Poppe ya utilizó este plano en su película anterior, ‘Aguas Turbulentas’, donde se advertía con mayor claridad que su intención era trasmitir la carga del pasado, que envuelve y aprisiona, e influye en el destino de los personajes, que para continuar con su vida tendrán que redimirse de ese pasado. Esta es la gran constante a lo largo de la filmografía de este director.

En el caso de ‘Mil veces buenas noches’, la protagonista vive con la tentación constante de volver al conflicto, para desesperación de su familia. Para que su vida no se desmorone deberá desembarazarse del vicio documental.

Imagen de la película 'Mil veces buenas noches'
Imagen de la película ‘Mil veces buenas noches’

Pudiendo desarrollar infinidad de temas interesantes relacionados con el fotoperiodismo, Erik Poppe tan solo se centra en el dilema personal del fotógrafo de guerra, y apenas esboza el problema del derecho a registrar el sufrimiento ajeno.

Ahora, con los avances en tecnología, somos capaces de comunicarnos e interactuar desde mayores distancias. La presencia y la cercanía con respecto al objeto receptor de nuestro interés pierden importancia. Hoy, que hasta los militares pueden quedarse en sus hogares esperando a que los misiles den la vuelta al mundo, la profesión del fotoperiodista de guerra resulta cada vez más extraña. La calidad del trabajo de estos fotógrafos depende directamente de la proximidad con respecto al motivo que quieran registrar; así lo expresaba Robert Capa: ‘si tu fotografía no es buena es porque no estabas lo suficientemente cerca’. En la Agencia Magnum dieron buena cuenta de ello; el hecho de que dos de sus cuatro fundadores (incluido Capa) murieran en combate, lo prueba.

Imagen del rodaje de 'Mil veces buenas noches'
Imagen del rodaje de ‘Mil veces buenas noches’

Aunque no creo que pudiese sostener una cámara en combate, ya no aguantar la tensión del momento; comparto con ellos la ira y la impotencia por la miseria de ese ‘otro’ mundo. Cada vez que veo una foto de Siria, o de Ucrania, se me hace un nudo en la garganta, que palpita de furia, me contrae el cuello; y se hace insoportable. Tal es la frustración que me produce que tristemente llego a menospreciar la miseria y el sufrimiento de nuestras calles.

Sinopsis de la película ‘Mil veces buenas noches’

DIRECCIÓN
6
GUIÓN
6.5
INTERPRETACIÓN
7.5
Reseña de lectores14 Votos
7.8
LO BUENO
La interpretación de Juliette Binoche.
LO MALO
La publicidad a Canon y la falta de profundización en el fotoperiodismo.
6.7