Imagen de 'Ciudad delirio'

Crítica de la película ‘Ciudad delirio’: Pasión colombiana

La película ‘Ciudad delirio’ se presenta como un alegato amoroso a la música y gente colombianas, un simple divertimento sin ninguna pretensión que tan solo complacer a los incondicionales del género musical.

Sinopsis de la película ‘Ciudad delirio’

Ciudad delirio - Cartel
Ciudad delirio – Cartel

En el transcurso de un congreso médico celebrado en Calí , un galeno español (Javier) conoce a una chica, Angie, de la cual se enamora y pasa la noche entre sus brazos. Angie, que vive con su hijo, fruto de la relación con William, y su padre, es una bailarina y dueña de una escuela cuya máxima aspiración es formar parte del equipo de Delirio. Javier decide romper con todos los lazos que le sujetan a su anodina vida en España e intenta conquistar a Angie, no sin numerosas dificultades y choques culturales.

Crítica de la película ‘Ciudad delirio’

Si un grupo de cineastas colombianos rodaran una película en España, con producción mayoritariamente española, actores y equipo patrios, con cierto apoyo ministerial, sobre Sevilla y su “duende”, con gente en bata de cola, bailarines flamencos, toreros, paella y sangría, con una limitada historia de amor de amor entre un salsera y un bailaor como excusa, más de uno pondría el grito en el cielo, con cierta razón.

Imagen de 'Ciudad delirio'
Imagen de ‘Ciudad delirio’

Precisamente es lo que le ha ocurrido a la crítica colombiana con Ciudad delirio, lo que no ha sido, nunca lo es, razón suficiente para que en este país fuera un éxito de taquilla anteponiéndose a blockbusters estadounidenses. Desde Colombia la señalan como otro tipo de invasión, de índole cultural, otro intento por dominar y ridiculizar su cultura. No hay que dramatizar tanto, ya que nosotros tenemos demasiados problemas que arreglar al otro lado del Atlántico, pero se vislumbra un atisbo de verdad. Parece ser que como aquí la situación del cine español le importa un bledo, no dejan de atacar al intelecto las bochornosas posturas de los complacientemente autodenominados patriotas de manual que desprecian con fervorosa vitalidad todo tipo de cultura española y hecha por españoles, a todo el mundo tiene que buscar otras vías de financiación allende los mares. Los cineastas españoles, por otro lado profesión en alto riesgo aunque en muchas ocasiones merecido por “piratas”, también tienen que emigrar para buscarse el pan, en este caso con lo único que saben hacer: contar historias. Las posturas abúlicas, abrasivas, injustas, pendencieras y sádicas de un gobierno no ayudan en nada. Un desgobierno que no deja de poner la zancadilla, ante los bostezos o lamentos en el desierto del gremio, y despreciar con saña toda la cultura española. Y todo esto se sabe en Colombia, bueno y en todo el continente, y algo de razón no les sobra.

Imagen de 'Ciudad delirio'
Imagen de ‘Ciudad delirio’

La última película de Chus Gutiérrez (¡Hay Motivo! (2005), Retorno al Hansala (2009)) es la constatación de un gran amor, pero no el que nos cuenta el guion firmado por la propia Gutiérrez y Elena Manrique que ejerce de productora, al baile, la cultura colombiana y a una ciudad considerada la capital de la salsa, Cali, y un lugar concreto, Delirio, espectáculo de salsa, circo y orquesta comparado con El Circo del Sol. En toda obnubilación amorosa se deja de lado la realidad, tal y como le ocurre a esta ‘Ciudad delirio’. Personajes a penas esbozados, tramas previsibles y el eje-idea central que vertebran la cinta no son más que una justificación de los pasos de baile, que al no iniciado aburrirán, agotaran y exasperaran gradualmente.

Imagen de 'Ciudad delirio'
Imagen de ‘Ciudad delirio’

‘Ciudad delirio’ hubiera funcionado como una película documental sobre el show Delirio, arrojar luz a los profanos, y dejar apartada una historia en la que no se ha puesto suficiente interés por parte de sus creadoras. El personaje del médico Javier (Julián Villagrán) está difuminado, no quedan claros los motivos que le llevan a hacer lo que hace: dejar su trabajo en España, abandonar a su, presuponemos, novia sin más explicaciones y aprender a bailar. Todos los personajes protagonistas son arquetipos, mil veces vistos, de algo y de nada: el español existencial que se encandila del ritmo colombiano y de sus mujeres, su “voz de la conciencia” en forma de mejor amiga, la expareja masculina autóctona despreocupada, aprovechada y machista, y la chica con un tesón tenaz por cumplir un sueño.

No encontraremos en la película, a no ser de hurtadillas y por manifiesta exigencia de los productores colombianos, un relato sobre la situación política y social de ambas culturas. De la colombiana se habla algo sobre las necesidades de su pueblo y del “robo de la cartera”, como no y bien merecido, al españolito incluido. De la española parece intuirse algo de fondo en una radio de coche, de ahí tanta opinión adversa transatlántica.

Imagen de 'Ciudad delirio'
Imagen de ‘Ciudad delirio’

Según transcurren los minutos fílmicos de‘Ciudad delirio’ se aprecia que el argumento entorpece los números musicales. La pareja protagonista no destila química, en el reparto sobresalen los trabajos de Carolina Ramírez (Angie) y Jorge Herrera como padre, incluidos los ancestros españoles de Angie al que algún espectador podrá reconocer presumiblemente por la telenovela ‘Yo soy Betty, la fea’ (Mario Ribero Ferreira, 1999). Julián Villagrán hace lo que puede pero su rol de galán encandilador de pobres chicas colombianas no funciona y Ingrid Rubio pasaba por el set.

La puesta en escena de‘Ciudad delirio’ es sobria y en la planificación abusa de los travelling verticales, de acercamiento y de la grúa. El arranque de Ciudad delirio se propone apabullar pero consigue el efecto contrario, nos suena a niño con juguete nuevo. Destaca la música de Tao Gutiérrez con un gusto acertado por las raíces y lo clásico que no antiguo, hasta el prestigioso montador Nacho Capillas parece desatinar ante tanto delirio.

Trailer de la película ‘Ciudad delirio’

DIRECCIÓN
4
GUION
1
INTERPRETACIÓN
6
MUSICA
7
FOTOGRAFIA
5
Reseña de lectores7 Votos
6.4
LO BUENO
La música y las coreografías.
La desaprovechada Vicky Hernández .
LO MALO
Lo que hubiera podido ser, un documental, y no es.
El final de corte Bollywood.
4.6