Antonio Banderas protagoniza su primera película de ciencia ficción en “Autómata” bajo la dirección de Gabe Ibáñez. Una fotografía impecable y unos efectos especiales dignos de Hollywood que bien merecen el paso por la taquilla.
Sinopsis de “Autómata” con Antonio Banderas
La corporación cibernética ROC hace años que desarrolló el primer prototipo del que sería el “mejor amigo” de los humanos. Servicial, leal y responsable, estas son las características esenciales de unos robots diseñados para hacernos la vida más fácil. A día de hoy, 2044, compartimos vida habitualmente con estos robots en un entorno agonizante, deshumanizado y contaminado donde la vida se abre paso a duras penas.
Jacq Vaucan (Antonio Banderas) es uno de los mejor considerados entre los agentes de seguros de la corporación cibernética ROC. Su trabajo consiste en mantener a estos robots en pleno rendimiento dentro de unos protocolos de seguridad establecidos, claro está. Durante una revisión rutinaria Vaucan es testigo de un hecho fuera de lo común entre estos robotizados aliados, lo cual le llevará sin remedio a una arriesgada investigación donde pondrá en juego su vida y que además determinará el rumbo de nuestra civilización.
Crítica de “Autómata” con Antonio Banderas
Si algo hay que reconocerle a esta “Autómata” es la valiente y certera apuesta que significa su realización para la ciencia ficción en español, algo que enriquecerá sin duda a nuestros futuros cienastas y que les animará ha introducirse en un género nada prolífero en nuestro país. Este tipo de producciones siempre vienen de la mano de Hollywood, hecho que ni mucho menos significa que no estemos capacitados para rodar algo así o que no haya geniales guiones al respecto; la triste realidad es que no hay dinero. Nuestros presupuestos cinematográficos de sobra es sabido que nada tienen que ver con los que se manejan en la gran industria del cine, por lo que los efectos especiales a gran escala están muy limitados.
La suerte que ha corrido “Autómata” tiene nombre y apellido: Antonio Banderas. El actor, que nos contó durante la entrevista estar deseando rodar en España y estar más tiempo en su tierra natal, se encaprichó con este espectacular proyecto durante el rodaje de “La piel que habito” cuando su amiga y compañera de reparto Elena Anaya le hizo llegar el guion. El flechazo fue instantáneo y uno de nuestros actores más internacionales movió cielo y tierra para verse en el rodaje de su primera película como prota de una de ciencia ficción, el único género que le faltaba por trabajar hasta el momento.
Y es que Antonio Banderas además de protagonizar “Autómata” de manera sublime, dicho sea de paso, también ha hecho las veces de productor. Algo nada sencillo en una cinta de estas características. Con un limitado presupuesto de 7 millones de dólares ha conseguido el resultado visual de una superproducción americana. Tan sólo el placer visual que produce admirar una cinta tan bien rodada, con tanto gusto y con ese acabado -todo bajo firma española- ya merece el paso por taquilla. Sublime el trabajo de fotografía -nominada a los Goya- realizado por Alejandro Martínez; espectaculares los efectos especiales y la ambientación -tirón de orejas en este caso para los académicos-; grandiosos los robots diseñados por empresa Usert38. Mi más sincera enhorabuena a cada uno de ellos.
El problema de “Autómata” es su irregular guión. La película arranca con una fuerza inmensurable, generando unas expectativas altísimas en el espectador para lamentablemente no terminar de ofrecernos el resultado esperado. Y es que podríamos hablar de dos partes claramente definidas en la cinta del director Gabe Ibañez (Hierro).En la primera el personaje Jacq Vaucan nos introduce de lleno en un thriller de suspense, aquí será donde la cinta brille al máximo dejándonos anclados a la butaca con referencias claras a ‘El quinto elemento’, ‘Distrito 9’, ‘Blade Runner’ o ‘Yo, robot’. Y en la segunda viviremos un western a lo 2044 en pleno desierto, momento en el que la cinta se ralentiza y pierde parte de su fuerza inicial dando lugar a un clímax final poco convincente.
